¨Entrega cariño sin expectativas y nunca te avergüences por hacerlo¨
¿Recuerdas la primer vez que deseaste a tu pareja?
Sin importar los motivos por los que nos enamoramos, la pasión y el deseo sexual hacía nuestra pareja son componentes vitales que nos ayudan a avivar la llama de una relación. Recuerdo perfectamente la primera vez que sentí deseo sexual hacía mi esposa cuando éramos novios; en un inicio resultaba muy emocionante porque después de las primeras caricias y alguno que otro jugueteo intencionado, poco a poco le dábamos pie a conocernos y a explorar cada centímetro de nuestros cuerpos. Había días donde salíamos a divertirnos y nos emborrachábamos eufóricamente y muchos otros solamente platicábamos recostados en la cama durante horas, veíamos películas y teníamos sexo cada vez que encontrábamos la oportunidad.
Para ese entonces, la dinámica sexual que teníamos era increíble y me sentía muy feliz con lo que estaba sintiendo y cómo estaba fluyendo nuestra relación. Sin embargo, al igual que otras parejas que conozco, después de mucho tiempo juntos y la combinación de otros factores como el trabajo y el estrés, nuestra química sexual comenzó a transformarse en algo parecido a la monotonía. ¿Alguna vez te has sentido así?
Desde luego que fue desmotivante darnos cuenta que nuestra relación estaba cambiando y que lentamente la chispa de la pasión podría llegar a extinguirse, no obstante, decidimos actuar rápidamente porque comprendimos que realmente valía la pena volvernos a sentir como cuando éramos novios, aunque de una forma más madura.
El primer paso fue tener la intención de querer mejorar la situación y aceptar que algo estaba mal en la relación. Nos tocó reconocer que no estábamos siendo del todo sinceros el uno con el otro y comenzamos con tener la confianza de comunicarnos un tema que evitábamos para no tener cualquier tipo de confrontación. De esta forma, y después de varias charlas-discusiones, nos dimos cuenta que nuestra vida sexual estaba llena de suposiciones.
En primer instancia, decidimos ir a terapia de pareja, porque para ser franco, no sabíamos por donde empezar para solucionar este y otros problemas que veníamos arrastrando a lo largo de los años. Es verdad que fue verdaderamente incómodo tomar esta decisión porque a nadie le gusta andar ventilando sus problemas maritales y mucho menos con un desconocido que ni siquiera es de tu confianza. A pesar de ello, es importante recalcar que ir a terapia fue el parteaguas para abrir los ojos ante acciones que realizábamos inconscientemente y que afectaban nuestra conexión y deseo sexual.
Recuerdo que por mi parte, una de las razones que me impedían conectar con mi pareja era que no era sincero sobre lo que me gustaba y no me gustaba en la intimidad. Por otra parte, constantemente estaba pensando en mis problemas y no le daba su debido espacio a nuestra sexualidad. He de aceptar que para ese entonces no conocía nada acerca del goce sexual, y que tener sexo me parecía una actividad que se debía hacer porque era parte de una relación y servia para satisfacer mis necesidades. Queda claro que realmente no entendía que la sexualidad va más allá de decir palabras bonitas con el objetivo de acostarte con tu mujer y finalmente esforzarte por simplemente eyacular.
Por esta razón, quisiera compartirles algunas de las acciones que me han ayudado a mantener el deseo sexual a lo largo del tiempo.
Lo primero fue entender que este asunto se trataba de calidad y no de cantidad. Esto no quiere decir que busquemos tener una vida sexual poco recurrente, sino que cada vez que nos encontremos en esta situación, lo veamos como un momento especial y decidamos tomar la iniciativa de volvernos un poquito más creativos de lo normal.
Y te preguntarás, ¿Creativo, qué te refieres con eso?. Bueno pues realmente es muy simple, aunque he de advertirte que deberás de salir de tu zona de confort y tendrás que comenzar a hacer cosas que quizá no estaban en la rutina.
Como lo he mencionado en otras ocasiones, es importantísimo tener comunicación efectiva. Debemos esforzarnos por transmitirle a nuestra pareja lo que nos gusta y lo que no nos gusta cuando queremos tener sexo. Recuerda que no hay cosas buenas ni malas, sino que sólo son gustos y es muy válido tenerlos. Considero indispensable el autoconocimiento y tomarnos el tiempo para tomar conciencia de nuestras sensaciones corporales y sobre todo olvidar los juicios ante un tema que erróneamente se clasifica como tabú.
De esta forma, y una vez aclarado nuestros gustos y emociones, podemos darle paso a la etapa de redescubrimiento sexual, que consiste en incluir o renovar algunas prácticas sexuales que agreguen excitación y erotismo a ese momento especial. Quizá se trate de un jugueteo previo que despierte la sensualidad, una posición nueva que permita disfrutar diferente sensaciones o un juego de rol que agregue un toque de improvisación y conquista erótica.
Por ejemplo, nosotros le dimos la bienvenida a nuestro primer juguete sexual, un pequeño vibrador que succionaba meticulosamente el clítoris de mi pareja y que de vez en cuando hasta lo compartíamos para experimentar las diferentes intensidades que este tenía. He de confesar que ese juguetito dio entrada a comprar una amplia variedad de coloridos vibradores con diseños y funciones muy interesantes. Acá pongo una liga con algunos de estos productos.
Además, redefinimos el concepto de beso en nuestro matrimonio y comenzamos a recorrer con nuestros labios cada una de las partes del cuerpo que se pueden imaginar. Tomarse con calma esto es importante, ya que es muy útil para ir preparando el terreno y hace sentir especial a tu pareja. Mi sincera recomendación es que seamos pacientes al momento de dar este tipo de cariño y tener mucho cuidado con el exceso de saliva, a veces eso puede resultar un poquito incómodo.
De igual forma, tuvimos que encontrar nuestras posiciones sexuales ideales, de aquellas en los que los dos sentíamos más y conseguíamos nuestros placenteros objetivos. Eso si, a veces uno tiene que utilizar el ingenio para montar posturas más atrevidas e interesantes que nos ayuden a complacer a nuestra pareja y por ende a nosotros mismos también. Sin embargo, muchas veces dependerá de la intención y del trabajo previo para alcanzar el tan anhelado orgasmo. En este caso, creo que el bienestar personal juega un papel importante en la vida sexual y cuidar de uno mismo, física y emocionalmente, contribuye a una mejor disposición para la intimidad. Apoyarse mutuamente en el autocuidado, mantener un estilo de vida saludable y priorizar el bienestar individual y de pareja es clave para mantener la pasión viva.
Por último y no menos importante, es de mucha ayuda el adaptarse y evolucionar juntos. No perder de vista el ser compresivos y respetuosos con las transformaciones que ocurren en nuestras vidas y cuidar la conexión emocional fuera del ámbito sexual.
En resumen, es verdad que mantener viva la llama de la pasión es complicado, pero no imposible. Mantener viva la pasión y el deseo sexual en una relación a largo plazo requiere esfuerzo y compromiso mutuo. Ten presente que no esta mal pedir ayuda de un profesional si no sabes por donde comenzar.
Recuerda que a través de la comunicación abierta y la adaptación, es posible cultivar una conexión íntima y duradera, manteniendo encendida la llama de la pasión a lo largo del tiempo.
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